viernes, 25 de enero de 2013

El Sótano Mágico

Hace un tiempo que me ando quejando de la escasez de alternativas que ofrece Zaragoza, en concreto los fines de semana por la noche. Llevo una racha que no me apetece nada salir para encerrarme en un bareto, a gastarme mis escasos euros en alcohol, un taxi de vuelta, escuchar electro-latino a todo volumen, e intentar comunicarme a gritos con mis amigos. Pero parece que las únicas opciones vienen siendo cenas en casas, un teatro escaso y no muy económico, cine caro directamente, o coger el coche y desplazarse al Pirineo, lo que a la larga, aunque sea con tienda de campaña, también supone un buen gasto. 

Debe ser que la cultura no es rentable, así que como si fuera un pacto tácito, desde el Ayuntamiento (o donde sea) no se promociona ninguna actividad en absoluto. Si no es con el boca a boca, no te enteras de nada. Por eso me llevé una alegría cuando ví en el Heraldo la noticia de que la sala Eve´s Bayou (Calle Don Juan de Aragón nº5, junto a la Plaza de Sta. Marta) ofrece todos los jueves espectáculos de magia y humor.  


Ayer fue la primera vez que asistimos a este evento (creo que la inauguración fue el jueves pasado), además era gratis y nos lo pasamos pipa. Estaba lleno a reventar, pero llegamos cuando no habían abierto todavía (de hecho estuve a punto de colarme por la puerta de los artistas por error) y conseguimos un buen sitio. Actuaron Jav-May ¡tremendo clásico!, Naval, Mago Ferdy y Delve. Magia y Mentalismo que nos mantuvieron en vilo durante toda la sesión: caras de asombro, bocas abiertas y aplausos. Para el jueves que viene tienen programada la actuación de Boris Wild (la entrada costará 5 euros, aunque hay un sorteo de dos entradas dobles) que no tengo intención de perderme, y en pocos jueves estarán haciendo magia los grandísimos Miguel Ángel Gea y Javi Benítez "Chango". ¡¡Que emocionante!!

En fin, recomendado encarecidamente para todos aquellos aburridos de hacer lo mismo cada fin de semana.  ¡Ójala lo hiceran más a menudo!

Eso sí, ¡llegad pronto para pillar sitio!

miércoles, 23 de enero de 2013

La llamada de la selva

Me encuentro, desde hace unos días ya, en este estado mental que me asalta regularmente y me inquieta profundamente. Creativo, desbocado, salvaje, rompedor, impulsivo, incorrecto y cuestionador, sin que me importe, disfrutándolo. Sería capaz de comerme el mundo sin usar las manos si me lo pusieran delante. Al mismo tiempo soy consciente de que en general en este estado soy más peligrosa que productiva, pues nunca tengo ante mí una tarea apropiada para saciar este apetito cuando me asalta. O quizás la relación sea la inversa, y si entro en este frenesí periódicamente es porque todavía no he encontrado en mi vida una labor que me apasione y canalize esta energía.

El verano pasado, en esta misma situación, me ofrecieron ir a Cabo Verde durante un mes, como Ranger, en un proyecto de protección de tortugas marinas. Era un puesto prácticamente voluntario, con una mínima compensación económica y alojamiento y manutención a cargo de la organización, pero había peleado para conseguirlo. Finalmente, no fui. Se juntó que para aquellas fechas tuve que volver a España porque mi abuelo estaba ingresado, y que seguía trabajando en Edimburgo. Tenía que dejar mi trabajo apresuradamente y sin preaviso, lo mismo con el piso, recoger igual de apresuradamente todas mis pertenencias y llevarlas a España, y desde allí viajar a Cabo Verde aún más apresuradamente, dejando en España a mi familia doblemente preocupada, por mí y por mi abuelo.

Pero ahora, y otras muchas veces después de aquella decisión, lo he pensado. Pienso que, al margen de los hechos objetivos que que he mencionado, tuvo también mucho peso en mí que la gente de mi alrededor, que sin duda me quiere, pensase que era un error, que era una locura, que no me llevaba a ningún sitio. ¡¡Maldita sea!! ¡¡Pero si es algo que haría pagando!! Quizás fuera una pérdida de tiempo, pero lo que era, sin lugar a dudas, era un mes. Fue una irresponsabilidad por mi parte dejar pasar aquella experiencia. Claro que es mucho más fácil decirlo ahora, a toro pasado como se suele decir. Quizás si hubiera estado fuera y mi abuelo no hubiera salido del hospital, me habría arrepentido.


Pero hoy, ahora, en estos días en que mi alma grita mucho más alto que mis neuronas, sé que lo que es una irresponsabilidad es saber que vamos a vivir solo una vez y dejar pasar las oportunidades que se nos dan de tener experiencias con las que soñamos. ¿Va a cambiar mucho mi trayectoria laboral por pasar un mes en Cabo Verde? ¿Y si cambia, pero para bien? ¿Y si no cambia en nada, pero me cambia a mi? ¿¿Es que acaso, en nuestro breve paso por el mundo, es menos importante el enriquecimiento de nuestro espíritu que orientarnos hacia un camino seguro pero anodino?? ¿Tan importante es de verdad el sueldo de un mes? ¿Es que no es un precio justo para una experiencia vital única? También me pregunto a veces porqué debo conformarme con una vida "normal", una vida como la de los demás, cuando no recuerdo haberla deseado más allá de la aspiración al reconocimiento por parte de mis semejantes. Y esto también me lleva a preguntarme si soy socialmente aceptable. Si conseguiré ser feliz y sentirme completa en este mundo constreñido de normas, o me limitaré a un paso modesto y gris, adaptado a lo que se espera de mi más que a lo que deseo.

En lo poco que llevo vivido, he aprendido algunas cosas. No son muchas, pero todas me han hecho cambiar de alguna manera. Algunas me han hecho más cauta, otras más impulsiva, y las menos, algo más melancólica. También he perdido miedos: el miedo a hacer la maleta y dejar lo que conozco, el miedo a la soledad, el miedo hacer cosas por temor a hacer el ridículo (el poco que tuve alguna vez), y también el miedo a dejar atrás gente que aprecio, aun sabiendo que quizás la vida nunca vuelva a cruzarme en sus caminos. He aprendido a valorar que ha sido maravilloso haberlos conocido, haber tenido el privilegio de compartir con ellos tiempo, espacio y complicidad en este inmenso planeta, en esta eternidad temporal, cuando somos seres irrepetibles. He perdido el miedo a dejar la seguridad de un trabajo, una casa, una ciudad, y a gente que ya considero "mía", para empezar de nuevo desde cero. A cambio he ganado uno, que me corroe y me sacude: el miedo a no tener tiempo de hacer lo que sueño, a no dejar ni un pequeño rayo de luz que marque mi paso por este mundo, en el tiempo que se me ha dado. En el que me queda.

Curiosamente, y aunque en mi opnión son más valiosas que cualquier experiencia laboral, ninguna de estas cosas puedo explicarlas en mi currículum.

Quizas suena a filosofía barata, pero quiero creer que si no tengo nada que perder, es que hay mucho que ganar. Por eso, señores, voy a solicitar mi admisión de nuevo en SOS Tartarugas, y si tengo la suerte de que vuelvan a admitirme, este verano iré a Cabo Verde a añadir a mi experiencia vital un sueño cumplido, a poner mi granito de arena en la conservación de esas maravillosas y antiquísimas criaturas que son las tortugas marinas. A tener el privilegio de verlas con mis ojos y tocarlas con mis dedos, con la certeza de que antes de que yo sea anciana, ya no habitarán nuestros mares, ya no compartirán mi mundo.

lunes, 7 de enero de 2013

Regalos de Reyes

¡Hola holaaa!

Entre una cosa y otra (para qué aburriros), los Reyes Magos me han pillado muy muy pobre. Como además de paupérrima soy optimista hasta la exasperación (o eso me gusta creer), me resisto a renunciar a la ilusión de los regalos. ¡¡¡Con lo que me gusta ver la cara de la gente cuando los abren!!! En resumen: este año, con presupuesto casi nulo y un pacto tácito de N-R (No-Regalos) en la familia, me he puesto manos a la obra con las manualidades una vez más.

Y esto es lo que ha resultado :)





Para hacer un regalo pobre (pero original y personalizado) como éste, necesitáis: 

- Una taza blanca (esta de IKEA me costó 1,55, pero tienen hasta por 0,75 :)

- Pinturas acrílicas.  No hace falta que compréis un gran bote de cada color, hay paletas con tubos de varios colores. Las conseguiréis en tiendas de manualidades (o en cualquier todo-a-100, por una miseria).

- Dos o tres pinceles. Seguro que tenéis alguno del Pleistoceno por casa. Si solo vais a hacer dibujos como éstos que he hecho yo, con dos (uno fino para los detalles y otro más mediano para los rellenos) es suficiente. Si queréis pintar la taza completa (por ejemplo pintar todo el fondo) quizás uno más grueso os sea más práctico. 

- Golosinas a gusto del destinatario.

- El envoltorio final que elijáis.


Y manos a la obra: 

1. Elegís un diseño. Yo he elegido a Totoro, pero podéis buscar un diseño de flores, Los Fruitis, rayas, topos, el nombre de la persona a la que vayáis a regalársela... lo que os de la gana, dependiendo de para quién sea y de vuestras dotes artísticas. Si no se os da muy bien pintar, elegid un dibujo plano (sin sombreados), que son más fáciles de copiar. También podéis pintar los contornos básicos con un lápiz antes de empezar, para al menos ubicar las formas y tantear las proporciones. 

2. Los acrílicos son muy sencillos de utilizar: sólo tened a mano algún bastoncillo de algodón, un trapo o papel y un vaso con agua. Si os salís es tan fácil como borrarlo con el paño o el algodón húmedo. Se seca bastante rápido y se puede pintar un color sobre otro corrigiendo errores anteriores. Sólo un aviso: el rojo generalmente emerge/traspasa en el "paso 3" (horno), así que si es posible evitad pintar sobre el rojo porque os alterará los colores finales. Evitad también el borde de la taza (la que pega con los labios al beber), ya que estas pinturas no son aptas para el consumo.

3. Una vez terminada vuestra obra maestra, dejadla secar unas horas. Cuando está bien seca, metedla al horno a 120º, unos 20 o 30 minutos. Ponedla dentro cuando el horno esté frío todavía, y cuando haya pasado la media hora dejadla dentro hasta que esté bastante fría, ya que el cambio brusco de temperatura puede romper la taza.

Y ya está: a partir de ahora el diseño de la taza resiste el agua :) Sólo queda rellenar con chucherías (si podéis encontrar Papás Noeles de chocolate, Reyes Magos o diseños navideños similares para aderezar, mejor que mejor), cubridlo con papel de regalo rojo o dorado, (¡o ambos!), un lazo y... ¡listo!


Si contáis con más presupuesto, podéis hacerlo con pinturas cerámicas, que resisten mejor el uso, e incluso darle una capa de barniz cerámico al final, para conseguir un acabado brillante. 

Pero eso en mi caso, ya será otro año :)


¡Felices Reyes a todos! :)