jueves, 21 de diciembre de 2017

Viviendo en Islandia

Nunca imaginé que un día me encontraría escribiendo desde estas latitudes, pero la vida está formada por calles y callejones, y algunas veces, espontáneamente, escogemos caminos que no planeamos de antemano.

Así que en verano, de vacaciones en Cádiz con mi familia, aburrida de mi trabajo y del abuso que las empresas se empeñan en hacer de mi (el peor contrato que pueda hacerte, los peores horarios que pueda darte, la mayor precariedad posible, y además dame las gracias), y desilusionada por la lentitud con la que progresaba el ahorro para mi plan a medio plazo (Seychelles,¡¡ahora sí que voy de camino!!), en un arranque de impulsividad meditada decidí que me mudaba. De trabajo, de casa y de país.

Y aquí estoy ya, desde Septiembre. Mi estrellita no ha dejado de brillar, así que tras muchos curriculums, mucho patear calle y un poco de nervios, a las dos semanas de llegar ya tenía trabajo, un puesto de más responsabilidad del que tenía en España, y desde luego más posibilidades de futuro.

Lástima que esto sea solo temporal. Pero el plan debe continuar...

Amanece en Reykjavik, desde mi trabajo (11 am)

Las posibilidades de ahorrar, aquí son reales, aunque con las coronas y todos los comercios enfocados principalmente a turistas, se pierde un poco la perspectiva. Los precios han ido subiendo a la vez que el número de visitantes. Si no estuviera viviendo aquí, yo, viajera de mochila y albergue, de gastar en comida más que en alojamiento y en museos más que en cervezas, no creo que nunca hubiera desembolsado el importe que piden para unas vacaciones en este país. Los precios para los turistas son ridículamente caros. De pronto todo me parece barato en euros :) Así que me alegro mucho de tener este año "pagado" para descubrir los paisajes lunares increíbles, los lagos glaciares, los géiseres y la naturaleza en general, muy distinta a la que estamos acostumbrados en el continente.

El jardín de casa

El frío es mucho más llevable de lo que pensaba. Creo que todavía no puedo decirlo con la boca grande, ya que igual que en mi ciudad natal, el invierno de verdad llega en enero y febrero. De momento sí, ha hecho frío.... pero para estar en el polo casi, me esperaba pasarlo mal. No ha sido el caso. Las casas además son muy calentitas (voy en manga corta, YO, en INVIERNO, en ISLANDIA XD) y la calefacción muy barata debido a la energía geotermal que se utiliza.

Se acercan las Navidades

Con el idioma, por ahora, pese a no hablar islandés no he tenido ningún impedimento. Todo el mundo sabe inglés. Aunque a veces me siento un poco culpable cuando algún nacional me habla y tengo que decirle que (vivo y cobro en su país pero) no hablo el idioma. El islandés es mucho mas difícil de lo que pensaba, y además sigo priorizando mejorar el francés, así que voy poco a poco y palabra a palabra.

Es curioso que aunque vine sabiendo que esto era para un año, tengo la sensación de que me dará pena marcharme. Quizás vuelva.

En unos meses hablamos...