¡Y vuelta a empezar con la maleta! Tal y como vaticiné, antes de que me haya dado cuenta, ya estamos a uno de agosto, lo que significa:
a)º Que mi estancia en California termina en tres días (aunque parezca que llegué ayer).
b)º Que en diecinueve días estaré en Edimburgo buscándome las castañas.
He vivido como una reina los últimos meses, pero eso se acabó. Por una parte ha estado muy bien, ¡¡menudas vacaciones me he pegado!! ¡Qué vidorra, de ama de casa! Y por otra, también me alegro de que se acabe, porque me siento improductiva, y sobre todo, me falta motivación. Por desgracia este "fin de vacaciones" no se traduce en un trabajo asegurado, lo que me haría indudablemente feliz, si no en una búsqueda desesperada del mismo, que me llevará irremisiblemente a sacar las uñas y los dientes y a tirarme de los pelos. Voy de un extremo al otro.
Está claro para todo aquel que quiera partir hacia UK, que encontrar trabajo sin un número de teléfono inglés y sin "estar" allí está complicado, sobre todo si se tiene un nivel modesto de inglés (B2 en mi caso) y se aspira a puestos de trabajo "normalitos". Si a esto le añadimos la crisis económica que atraviesa el mundo en estos momentos, la perspectiva para los emigrantes que no dominan a la perfección el idioma del país de destino es cruda. Yo he continuado enviando currículums, pero hasta el momento no ha habido suerte. No sé cómo elijo las empresas, que de varias de ellas, me ha llegado el correo devuelto, como imposible de entregar. ¿Será que ya no existen?
No queda otra que saltar a la piscina, esperando lo mejor y preparada para lo peor. Y si aún así no sale, y tengo que volver, no habré perdido gran cosa, puesto que mis ahorros no son nada del otro mundo. Volveré a mi casa, con una experiencia más.
En cualquier caso, cruzad los dedos por mí...