sábado, 24 de septiembre de 2011

Blog un poco abandonado...

Ya lo siento, pero excepto las formalidades y procedimientos de papeleo, ¡no tengo mucho más que contar! Me hace falta mi chico por aquí, dándole un poco de salsa a la vida jeje

Por suerte ya sólo quedan días para que llegue... ¡¡¡¡12 para ser exactos!!!! Muchos menos de los que he pasado sola. ¡¡Ya no puedo esperar más!! ¡Estoy súper emocionada jaja! Por el momento mi única compañía (aparte de mis compañeros de trabajo, me refiero a en casa) es mi plantita. Es la primera planta que no se me muere, está claro que aquí no se achicharran (como en mi cuarto de mi ciudad natal). Estoy la mar de contenta, es tan feliz que en dos días le han salido cuatro flores, y, desde que llegó a casa, un montón de hojas. ¡Hasta he tenido que podarla un poco! Puede parecer una tontería, lo sé, pero es que en mis 28 años de vida, todas las plantas que habían caído en mis manos habían muerto. Empezaba a plantearme si el problema sería yo.

Y ahora que lo pienso, no tengo ni idea de qué planta es...
Las casas aquí son viejas. La mía tiene mas de cien años. La semana pasada procedí al sellado de las ventanas con silicona, porque los días que hacía aire la cortina del salón se agitaba (de la emoción, claro). El fantasma maloliente sigue atrincherado en la entrada (supongo que es un boggart viviendo en el armario de la caldera), pero he llegado a la conclusión, después de semanas de limpiar la moqueta, fregar las paredes, gastarme mis ahorros en ambientadores y ganarme una tortícolis, de que voy a tener que resignarme a vivir con él. Al fin y al cabo, los duendes y los fantasmas son, casi, casi, oriundos de estas tierras. ¡Alguno tenía que tocarme, en una casa tan vieja! 

Los duendes domésticos, de momento, me tienen en buena estima y no me hacen muchas trastadas. La única consistió en engancharme los cordones de las botas cuando me dirigía corriendo hacia la cocina. Pero creo que después del piñazo que me pegué, y tras comprobar que para meterme en problemas y darme golpes me basto yo sola, se limitan a sentarse, observarme y reírse de mi torpeza y mis payasadas.


La próxima entrada tratará de un aviso acerca del uso de las tarjetas de Caixanova en el extranjero. Esas que no tienen ninguna comisión por sacar dinero en cualquier cajero del mundo. Hoy no, que estoy de demasiado buen humor y no me apetece chafármelo.

¡Un beso!

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