Cuando volví de Edimburgo, me dije que escribiría unas cuantas entradas referentes a mi año allí, a mis experiencias, algunos consejos también, puede. No he podido. No es que no haya querido, o que no sepa por donde empezar. Es que hay demasiados sentimientos mezclados. En este mismo momento, en que ya he terminado de escribir esta entrada y sólo estoy haciendo los últimos ajustes, me encuentro buscando una imagen que adjuntar, absolutamente incapaz de elegir entre mis archivos una sola que pueda transmitir, o siquiera acercarse a lo que siento, cuando pienso en Escocia. Esto es lo mejor que he podido escribir. Tal vez con el tiempo, con la distancia, algunas cosas sean más fáciles de explicar. Quizás no.
Supongo que cuando algo te atrapa de verdad, de manera irresistible, inevitable e inexplicable, y además no llega a estropearse nunca porque por una razón u otra acaba antes de que llegues a tener una mala experiencia, a formar un mal recuerdo, se queda en nuestro corazón para el resto de nuestra vida, como la memoria luminosa e imperturbable de un amor infantil.
Por eso se que parte de mi corazón pertenecerá por siempre a Escocia. La gente que conocí es maravillosa, y el día a día del año que he vivido allí también quedará en mi recuerdo como excepcional. La mezcla de razas, religiones y culturas siempre enriquece, y un año hablando y trabajando en inglés hace que uno se sienta orgulloso de sí mismo. Por si fuera poco, Edimburgo es una ciudad increíble, y muchas cosas han quedado fijas en mi memoria, como si hubieran sucedido ayer. Como si pudieran suceder ahora mismo, si bajara a la calle y tomara la dirección correcta. La Royal Mille y sus tiendas de recuerdos, un paseo por los jardines de Princess Street con el castillo recortado contra el cielo. El parque de los Meadows cuando hace buen día. El pequeño restaurante Hula, al final de Grassmarket.
Todo esto, desde luego, está muy bien. Pero no es eso, o al menos no es eso únicamente. De hecho, no es eso ni remotamente. No tiene nada que ver con la ciudad de Edimburgo, ni con sus habitantes, aunque indudablemente ambos han contribuido de forma directa al sentimiento. Es algo más difícil de concretar. Más visceral. Es algo que se me hace hincharme de orgullo cuando veo sus paisajes verdes y vírgenes, los lagos inmensos, los valles llenos de niebla, misterio y leyendas. Cuando recuerdo la humedad de su tierra bajo mis pies y sus cielos cuajados de nubes indescriptibles. Es la sonrisa melancólica que no puedo evitar cuando veo una falda escocesa. Un yo que sé que me ronda y me hace cantar "The Bonnie Banks of Loch Lomond" en el momento más inesperado y sin darme cuenta. Es algo que me retumba en el pecho y me hace un nudo en la garganta cuando escucho el sonido de una gaita. Es una ferocidad que me despierta un instinto profundo y olvidado, que me empuja a querer pintarme la cara de azul y blanco, a llenarme los pulmones con aire frío y puro y a gritar bajo la lluvia con toda la fuerza de mi garganta.
SCOTLAND, SCOTLAND, SCOTLAND!!!!
Tengo Escocia entre mis viajes pendientes. Tengo ganas de ver al monstruo del Lago Ness. He oído que los paisajes son impresionantes.
ResponderEliminarNo se lo pierda. Posiblemente no soy la persona más indicada para decir esto puesto que mi objetividad es escasa, pero considero que "impresionantes" se queda corto. Y si va por alli y lo ve, traigame mi corazón de vuelta. Porfa ;)
EliminarMuy interesante relato. Estuviste un año?
ResponderEliminarServidor ha trotado un poco de mundo, desde mi España natal hasta mi residencia actual, pasando por dos años en China. Ahora estoy en Inglaterra.
China me marco completamente. Su gente, su cultura, el cambio brutal de sociedad... Lo echo mucho de menos. Y cuando vuelvo a España intento disfrutar de lo que no tengo: una terracita de primavera / verano, unas tapas, los amigos, la comida, el paisaje...
Pero no. A dia de hoy, no volveria a mi pais.
Gracias por contarlo!
Si, un poco mas de un año. Por ahora he vivido temporalmente en EEUU, Portugal y UK, y este verano estaré tres meses en Cabo Verde. Pero ningún cambio tan brutal como debe ser China, supongo que cuando es asi o te enamoras o estas deseando largarte :)
EliminarYo me arrepiento de haberme vuelto, fue demasiado pronto y aun no tenía ninguna gana, pero algunas circunstancias familiares me forzaron un poco y aquí estoy.
No tienes blog? Seguro que tienes muchas cosas interesantes que contar! :)
No, no tengo blog... :-(
ResponderEliminarDonde en Portugal? He pasado muchas temporadas por alli, especialmente en el Norte. Y en USA? Cabo Verde... que interesante!
Yo ya llevo mas de 10 anyos fuera de mi tierra, y si, la echo de menos, pero no me planteo siquiera volver. Y si me lo plantease, me bastaria con mirar a nuestro embajador aqui en Inglaterra ("Manda huevos" Trillo), que por no saber no sabe ni hablar ingles. Cosas como esas hacen que recuerde porque me fui.
En Oporto; volví enamorada de la ciudad, la gente y la comida (que es lo unico en lo que mi adorada Scotland falló catastróficamente jajaja). En USA residí en una ciudad que se llama San José, bastante cerca de San Francisco.
EliminarSi te aburres y te apetece cotillear, puedes pinchar la etiqueta "Spaniards" y te saldrán todas las entradas relacionadas con mis viajecitos :)
Lo cierto es que esto de moverse tiene su puntillo adictivo, una vez que empiezas se hace difícil parar... Y España está en un momento que lo que mas apetece es, si no estás fuera ya, largarse...
Un saludo y espero verte por aqui! Piénsatelo del blog! ;)