martes, 26 de julio de 2011

Por el endurecimiento de las penas por el maltrato animal

La empatía no es un privilegio, si no una cualidad inherente al ser humano. La empatía nos HACE humanos. Aquellos que son incapaces de crear una vínculo con otros seres vivos, de sentir compasión por el dolor ajeno, son personas "defectuosas", que padecen trastornos más o menos visibles: la psicopatía, en distintos grados, pasa habitualmente desapercibida, ya que los comportamientos de estas personas suelen ser adaptativos. Fingen ser como los demás, y consiguen que lo creamos. En general parecen encantadoras, y aunque son mentirosas, manipuladoras e insensibles, esto queda escondido bajo la superficie. Algunas incluso participan en asociaciones para el bien común, pero el objetivo es siempre egoísta: parecer mejor, conseguir algo, etc...

Los ciclos en los casos de psicopatía son escalados: en el momento en el que el psicópata empieza a atreverse a realizar sus pequeños deseos y consigue realizarlos sin ser castigado, ya no hay vuelta a atrás: irremediablemente desea cumplir más fantasías, y su crueldad va progresivamente en aumento. Un torturador animal será dentro de poco (si no lo es ya, aunque sea a nivel psicológico) un maltratador, un abusador, un violador, un pederasta, un asesino.

Lo único que refrena a estas personas es el posible castigo que recibirán si son descubiertas, aunque en el momento en que deciden dar el primer paso, probablemente ya es tarde para inculcarles miedo. Por eso es importante que estemos atentos ante la crueldad animal, la denunciemos sin dudarlo, y se endurezcan las penas al respecto. Si se frena a este tipo de personas en un punto inicial, y se les demuestre que la sociedad y el sistema van a actuar con contundencia contra sus caprichos sádicos, quizás, aunque solo quizás, evitemos que continúen su escalada de violencia en otros seres, ya sean humanos o no.

No son personas enfermas: saben perfectamente que lo que hacen está mal, y eligen libremente sus actos. No sienten remordimientos por el dolor causado. Por eso su destino no debe ser un psiquiátrico, o rehabilitación, si no la cárcel. Debemos conseguir que el castigo sea lo suficientemente desagradable para que no les compense el repetir. Por desgracia, la psicopatía no tiene "remedio".

Son los monstruos de los cuentos para mayores, esos que sí que consiguen engañarnos, los que ganan, los que al final se comen al niño. Pasean entre nosotros sin que nos demos cuenta, aunque su interior sea feo y perverso. ¿Recordáis lo que le pasaba al Lobo Feroz? ¿A la bruja de Blancanieves? ¿A Pedro diciendo mentiras sobre el lobo? Hagamos que su final también sea el del cuento. Actuemos contra ellos.

¡¡¡¡¡ENDURECIMIENTO DE LAS PENAS POR MALTRATO ANIMAL, YA!!!!!

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